Hoy he vuelto a recordar tantos temas que creía tener enterrados en el pasado, pero no...

Esa importancia al qué dirán que puede llegar a comerte tanto el coco que te sientes tan menuda y pequeña frente al resto del mundo que no sabes como reaccionar.
Esa sensación en tu interior de "voy a ser fuerte, voy a pasar de todo y seguir adelante como si nada." Siempre he pensado lo mismo, y probablemente lo piense el resto de mi vida... Es tan fácil pensarlo o decir esas frases para convencerte a ti misma de que nadie puede hacerte daño, de que nadie puede tocarte y destrozarte en un instante. Pero no es así, hay momentos en el que incluso te lo crees y vives tranquila porque lo que venga de la gente no te  importa lo más mínimo, pero llega el momento en el que todo se acumula, todo lo que has aguantado te vuelve a llegar a la mente y ¡PAM! Explotas.

Después de todo lo que he pasado en esta vida sigo sin entender como la gente puede ser tan cruel y mala, como pueden disfrutar viendo a alguien mal e incluso cómo pueden ser esas mismas personas las que causan el mal. Hay gente que no es consciente de que el más mínimo comentario hacia una persona puede hacerle más daño que la mayor traición o que el peor disparo en el pecho. Puede dejarle tan destrozado que le den ganas de desaparecer de este mundo, de no relacionarse con nadie más porque piensa que todos serán igual, y por todo esto he visto situaciones extremas de niñas que no se valoran una mierda... ¿Y todo porqué? Por gilipollas y niñatos que se creen superiores por calificar a la gente por su físico en una sociedad en la que está sobrevalorado este aspecto. Cada uno sabe cómo es no hay porqué ir diciendo que somos los unos a los otros, todos somos conscientes de los defectos y virtudes que poseemos y el problema es que nos centramos en mejorar lo malo y no resaltar lo bueno.

Muchas veces la gente se pregunta porque alguien no se abre al resto de personas a la hora de hacer amigos o situaciones similares, y nunca a nadie se le pasa por la cabeza que a lo mejor ese "alguien" no se abre por miedo a no gustar, a decepcionar de nuevo como en algún otro momento alguien le hizo creer... Y es que hay personas que se vuelven frías por la cantidad de cosas que les queman por dentro.